martes, 3 de abril de 2012
Se busca al hombre perfecto
Necesitaríamos a una persona que fuera así, que supiera esto y lo otro, y poseyera determinada experiencia y tales estudios y gracias y talentos y don de gentes. “¡Ya lo tengo!, conozco al hombre ideal. ¡Es perfecto!” Uno acude emocionado a proponerle el proyecto en cuestión y se encuentra con largas, agendas llenas, frases amables. Después de llamar, sugerir, animar, citarse, “el hombre perfecto” brilla por su ausencia. Sólo hemos obtenido de él evasivas.
El único que aparece es el Sancho de turno, el “poquita cosa” que confía en nosotros, que está siempre dispuesto aunque no acabe de comprender el alcance de lo que se acomete. Nosotros lo miramos con resignación, viendo que no resiste ni de lejos la comparación con nuestro “hombre perfecto”, y nos ponemos manos a la obra sin poder evitar que se nos escape un prolongado suspiro. “Es lo que hay”, decimos para nuestros adentros.
Al principio tenemos la sensación de que casi le hacemos un favor por dejarnos ayudar por él, a fin de cuentas ocupa el puesto del “hombre perfecto”, pero al cabo del tiempo, vencida nuestra miope presunción, comenzamos a reparar en que nada habría sido posible sin su socorro. Es él quien se ha enfangado hasta el pecho para que aquello salga adelante, quien ha respondido a todas nuestras llamadas, quien ha puesto su voluntad, tiempo y esfuerzo al servicio de la empresa acometida. Siempre habrá quien nos señale las “evidentes” limitaciones de nuestro acompañante, sin reparar en que posee lo más esencial: capacidad de compromiso.
Un día, cuando miramos para atrás y vemos la obra acometida, descubrimos que él era “el hombre perfecto”. Efectivamente, “el hombre perfecto” no era el más simpático, ni el más listo, ni el más guapo, ni el más preparado, ni el más experimentado, ni el más educado, ni el que más títulos colgaba de la pared; el hombre perfecto era el que estuvo allí cuando lo necesitábamos.
Pues sí, cuanta razón. yo despues de leer tu entrada me siento como hinchada de satisfacción y muy afortunada,sí. pues he tenido la gran fortuna de dar con dos hombres que son perfectos y encima toditos para mi. Uno Jesucristo y otro mi Pepe, que aunque yo le digo que es el Ken básico de la Barbie, sin duda es el hombre perfecto para mi.
ResponderEliminarQue bueno es que a veces nos recuerden estas cosillas para que valoremos y miremos a nuestro alrededor, no si al final me pongo y me salen un montón de hombres y mujeres perfectas.
Un abrazo Rafa, besos a la familia.
Hola Rafael, in questi giorni mi sono mancati i tuoi post e i tuoi commenti! Questo post lo trovo molto profondo e perfetto, specialmente la conclusione: sono d'accordo con te quando scrivi che l'uomo perfetto è quello che è presente quando ne abbiamo bisogno. Un uomo perfetto esiste e non c'è bisogno di cercarlo tanto, è sempre con noi, anche quando crediamo di non averne bisogno: Gesù Cristo.
ResponderEliminarUn caro abbraccio
El hombre perfecto es el que te acompaña en los momentos de tristeza y ríe contigo en las horas felices. Es el que sabe escucharte y darte buenos consejos. El que está siempre a tu lado y te hace sentir necesaria. El que te da animo cuando los problemas te hacen sufrir y te ayuda a saber afrontarlos.
ResponderEliminarUn beso, Rafael.
Sí, la vida tiene tanto de estar... que saber estar, estar en el lugar y en el tiempo oportunos, hacen de cualquier el hombre, o la mujer, perfectos. Saludos, Rafael.
ResponderEliminarPorqué no me llamaste???
ResponderEliminarRezo por los modestos.........
Abrazos desde la levitación de mi ser...
Mento, el Ken básico es el mejor. Los que vienen con muchos complementos suelen estar pagados de sí mismos y a la larga no hay quien los aguante; además, se rompen por menos de nada. Según la Real Academia, básico significa "perteneciente o relativo a la base o bases sobre las que se sustenta algo, fundamental." Pues eso, que con el Ken básico uno tiene un buen apoyo o fundamento. Que no nos la cuelen con los envoltorios espectaculares que luego tienen dentro aire.
ResponderEliminarEnhorabuena y otro abrazo para ti.
Martina, esa sí que es una buena compañía. Y eso que en su momento de mayor entrega, nadie en su sano juicio se acercaría a pedirle ayuda. "Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento como alguien ante quien se aparta el rostro; tan despreciado, que lo tuvimos por nada". (Espero que todo marche bien, especialmente "en Alemania").
Un abbraccio.
Amalia, reír con los que ríen y llorar con los que lloran. Ese es nuestro hombre, tienes toda la razón. Gracias por todo.
Mora Fandos, ahí está la clásica "gravedad española" que parece oculta a los ojos de las gentes. Saber estar. Un abrazo.
José Antonio, a ti sólo te llamo cuando busco al "hombre sublime", que ya riza al rizo. Cuidado con el aterrizaje.
Me estoy animando yo a esto de hacer entradas en tu blog.
ResponderEliminarHoy solo quiero decir, que el único hombre perfecto es JESUCRISTO, y creo que en estos días lo vivimos de una manera más especial.
Todo lo que nos ayude, momentos de la vida, personas que pasan por nuestra vida, nuestra familia, etc.... todo ello forma parte de nuestro hombre ideal, porque el hombre ideal somos cada uno de nosotros a la luz de Jesucristo.
Ana desde Talavera
Ana, pues me parece estupendamente que te animes, y más con comentarios de tanto alcance.
ResponderEliminarUn abrazo desde las orillas del Ebro (a ti y al lector de hebreo).
Rafael me ha enriquecido mucho tus puntualizaciones sobre la muerte en "el café de Ocata", por eso he venido a agradecértelas y sí , llevas razón en tu planteamiento: la no aceptación de la muerte está en personalizarla en una persona querida.
EliminarTracy, eres muy, muy generosa. Un abrazo.
ResponderEliminarSí, las personas con capacidad de compromiso son cada vez un bien más escaso. Y lo peor es que la falta de compromiso es contagiosa¡
ResponderEliminarNos comentaba un amigo que al pedir colaboración para un proyecto o plan, estaba acostumbrado a oir como respuesta: "En principio, sí"
Muy feliz Pascua llena de luz y alegría¡
Rafael, quería felicitarte por tu libro sobre Julián Marías. Su lectura me ha resultado totalmente interesante y me ha emocionado el gran concepto que tenía sobre el Amor y la Amistad. Te seguiré leyendo. Enhorabuena y un besote.
ResponderEliminarMiriam, qué razón tienes. El no compromiso es contagioso. Habrá que buscar la vacuna adecuada. Feliz Pascua a ti también y gracias.
ResponderEliminarAmalia, no deja de sorprenderme el desprendimiento de personas como tú, que leeis el libro por generosidad hacia mí. De verdad que te lo agradezco desde el corazón, Amalia. Espero que lo hayas disfrutado o, al menos, te haya sido de fácil "digestión". Te mando un fortísimo abrazo... ¡Y aun encima veo que lo comentas en tu blog! Eres de 10.