martes, 31 de enero de 2012

Mis representantes ¿en todo?


En el primer plano de la televisión el político se jacta reiteradamente de ser el representante de sus conciudadanos. La pertinaz afirmación me hace plantearme por quién me siento mejor representado. ¿Acaso por el individuo de la tele? ¿Mejor por el aspirante del otro gran partido? ¿Algún candidato de un grupo político menor, incluso marginal? Entonces reparo en algo que a fuer de obvio pasa inadvertido: quien mejor me representa a mí soy yo mismo. Así de simple.

Si uno se toma en serio esta afirmación, llega a la conclusión de que el Estado debería salir de no pocos jardines en los que se ha metido. Personalmente me indigna que los políticos se sientan legitimados para regular, adoctrinar, juzgar, pontificar... sobre todas las cuestiones de la vida (de mi vida), incluso las más nimias y ajenas al que debería ser su cometido, la res publica, la cosa pública. Y lo más triste es que muchos de mis conciudadanos aplauden esa intromisión.

¿Por qué me sancionan por no llevar el cinturón de seguridad o por no rotular mi comercio en determinado idioma, mientras animan a niños de 12 años a usar preservativos? ¿Por qué legislan sobre reglas ortográficas decidiendo que ahora Vizcaya se escribe Bizkaia, Lérida es Lleida o La Coruña A Coruña? ¿Acaso viviendo en Monegrillo, los Cerralbos o Sanlúcar de Barrameda tengo que adaptar mi ortografía al vascuence, al catalán o al gallego cuando escribo en español? ¡Maldita la gana! ¿Qué pasa entonces con London, Beijing o Moskvá?, por citar algún otro topónimo. Cualquier día cierran la Real Academia de la Lengua por fascista.

Veo que mis ideas andan desbocadas, así que apago el televisor y cojo un libro. De momento el de mi elección, a la espera de que algún parlamento, ayuntamiento o mancomunidad decida regular qué lecturas son las más adecuadas para un tipo como yo. A fin de cuenta son mis representantes y saben mejor que nadie (incluyéndome a mí) lo que me conviene.


6 comentarios:

  1. Me pongo de pié y te aplaudo Rafa. Impecable. Pero quiero decir algo, pienso en Rajoy y en Cristina; no se ahí pero acá la jefa de Estado sacó el 54% de los votos nacionales y las encuestas hoy superan el 60%. Dos caras en la vida de un político: éxitos y fracasos. La vanagloria solo vive en el éxito y sólo los que tienen personalidad y aplomo pueden no caer en el exitismo. En cambio, los políticos de medio pelo, los que crecen con pura demagogia, los que creen que los electores son tontos, los que viven rodeados de aduladores, creen que representan a muchos y después, cuando se les venga la noche, se mueren. Me hacen acordar a una época en que yo hacía radio... uno delante del micrófono cree que son millones los que lo escuchan y la realidad es diferente, tanto como la seriedad con la que uno transmite las ideas.
    Un fuerte abrazo

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  2. Thomas "mesías" Malthus.31 de enero de 2012, 3:21

    Bueno, por lo que a mí respecta, espero no tener que "roturar" la tienda,,, ;-)

    Abrazos ascéticos-comerciales-libre-pensantes.

    No paro de rezar por nuestros enemigos.

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  3. Siempre nos quedará internet y tu blog para informarnos y pensar libremente, aunque eso debía pensar el señor de megaupload...
    Un abrazo. Fernando.

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  4. Claudio, pues tienes toda la razón. Sólo añadir que muchos de aquellos a quienes se llena la boca con la palabra "libertad", luego se les ve el plumero en cuanto pretenden regular todos y cada uno de los ámbitos de nuestras vidas. Otro fuerte abrazo para ti.

    TM Malthus, no se te escapa una. Veo tu tienda convertida en un patatar... (Ya he corregido la errata).
    Por cierto, Con tantas plegarias por nuestros enemigos nos van a ganar la batalla seguro.

    Fernando, y si no nos dejan, volvemos a cartearnos. Un fuerte abrazo para ti también.

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  5. Buenos días Rafael. Lo más parecido a votar es apoderar y no representar. La representación es liviana, fatua en un asunto tan grave. Apoderar implica responsabilidad para los dos actores, entonces la obra merece nuestra atención democrática. La real la cerrarán por española y a la real ¡que la zurzan! y escape el Zaragoza, ¡vaya emboque! pasé del pan al circo.Un abrazo.

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  6. NIP, no me hables del Zaragoza, por favor, que tengo acides de estómago. ¡Qué cruz...!

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