miércoles, 25 de mayo de 2011

Momentos estelares de la humanidad


De Zweig me leí hace años Fouché, el genio tenebroso. Biografía de uno de los hombres más camaleónicos y temibles de la revolución francesa. Aquel libro me ayudó a entender mejor los trepidantes sucesos que en pocos años volvieron del revés la historia de la humanidad.

Ahora le ha tocado el turno a Momentos estelares de la humanidad. Catorce crónicas de algunos de los hitos que han tenido alguna significación en eso que llamamos Historia de Occidente: el descubrimiento del Pacífico, la conquista del Polo Sur, el final de la Primera Guerra Mundial…

No son necesariamente los más relevantes, sino que el autor ha escogido aquellos que más interés habían despertado en él. Por poner un ejemplo, no figura el descubrimiento de América y sí la composición de La Resurrección de Haendel. Quizá lo más llamativo sea la destreza de Stefan Zweig a la hora de dramatizar los hechos. Hasta tal punto es así, que acontecimientos cuyo desenlace el lector ya conoce se convierten en auténticas mini-novelas de suspense, manteniendo el alma en vilo hasta que la narración concluye.

De entre todos, hay dos relatos que consiguen de un modo particularmente brillante esta tensión literaria: el que refiere la caída de Constantinopla y el que expone la batalla de Waterloo. En ambos casos sabemos perfectamente quién triunfa y quién fracasa, pero Zweig, magistralmente, consigue sumergirnos en la expectativa del instante, trasladarnos al momento incierto en que la victoria no se había decidido y en el que la actuación de un solo hombre podía cambiar el curso de la historia.

Se trata de una lectura amena y constructiva. Y para los profesores, puede resultar de gran utilidad que propongan a sus alumnos aquellos relatos que tengan relación con el tema que estén estudiando, de modo que vivifiquen el acontecer histórico, pasando del ladrillo académico al apasionante mundo del obrar humano. Un libro que no defrauda.

7 comentarios:

  1. Casualidad, me lo estoy leyendo y me encanta.
    Igual que me fascinó M Antonieta.
    Acabé sintiendo como propios los afectos, situaciones y dilemas de los personajes.

    ResponderEliminar
  2. Pues de momento estoy a la espera de que me llegue el tuyo, porque conociendo(sus escritos claro está) a Julián Marías y con el título de la portada no me puedo resistir.
    Una curiosidad.¿ Las imágenes de las portadas de tus libros las eliges tú o la editorial? Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Gracias por este compartir yo tambien estoy esperando el tuyo que Dios te bendiga siempre y te ilumine que tu vida y tu presencia sea un reflejo de ese Dios que se esconde en ti y tus escritos sea palabras de vida muy unidos en oración y un abrazo tengo un problema con el ordenador que een algunos blog tengo que publicar como anonimo se que sabás quien soy un abrazo muy fuerte mi querido hermano

    ResponderEliminar
  4. Rafael: "Demasiado pa mi body". De todas formas tomo nota porque a mi marido es el tipo de libros que le gustan.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Hola Rafael, ya voy por la mitad de tu libro, bastante impresionado por las circunstancias que le tocó vivir a Julián Marías. Leyéndolo veo que muchas circunstancias de entonces son idénticas a las actuales. Se ve que no aprendemos. Un abrazo. Fernando.

    ResponderEliminar
  6. Entiendo muy bien lo que quieres decir del estilo de Zweig; hace poco leí su "Tres poetas de sus vidas" y me pareció muy interesante cómo enfocó esos ensayos sobre Casanova, Sthendal y Tolstoi.
    Tomo nota de tu recomendación.

    ResponderEliminar
  7. ¡Por fin puedo acceder al blog! Llevo unos días en que me da mil problemas.

    Miriam, pues desde luego sí que es coincidencia. Me tomo nota del de María Antonieta.

    Ángelo, me alegro de que no esperes a la jubilación para leértelo... La foto de portada del de Julián Marías la sugerí a la editorial, y la puso. En el caso de Empresarios y Samuráis fue a iniciativa de la editorial (tampoco tenía yo ninguna que aportar).

    Lourdes, cómo no te voy a conocer. Si eres un sacramental que viaja por vía cibernética. Gracias y otro abrazo para ti.

    Chus, pues cuando se lo haya leído él, que te haga un resumen, que merece la pena. Otro abrazo para ti.

    Fernando, qué alegría saber que te has embarcado en el de Julián Marías. Muchas gracias. Es un honor. Otro abrazo.

    Mery, yo también tomo nota de la tuya; más, apareciendo Tolstoi. Muchas gracias.

    ResponderEliminar