viernes, 11 de febrero de 2011

Cuentos de soldados y civiles


Lo elegí al azar. Ni me sonaba el título ni conocía al autor –es lo que tiene la ignorancia-. En la biblioteca había miles de libros, así que podría haber sido cualquier otro. De hecho la portada no me parecía especialmente atractiva. Tenía prisa, no podía entretenerme rebuscando. Pasé por el mostrador de préstamos y salí.

Por la noche comencé a leerlo. A partir de ese instante ya no quería detenerme. Un relato tras otro. Todos cargados de dramatismo, de vidas al límite, de incertidumbres, donde la muerte no es sino parte de la tragedia de la vida. En Cuentos de soldados y civiles degustaba los sabores de Jack London o Emilio Salgari, pero en la pluma de un veterano de la guerra de secesión: Ambrose Bierce.


La propia vida del autor ya de por sí es novelesca. Nacido en los Estados Unidos en 1842, combatió en diversos frentes durante la guerra civil, consiguiendo diversos ascensos por méritos de guerra. Más tarde participó en una expedición por los territorios indios, para acabar convertido en un brillante periodista y escritor.

En 1914, septuagenario, retomó su vida aventurera. Pasó a México y se unió en plena revolución al ejército de Pancho Villa. Con su llegada a Chihuahua desaparece todo rastro. Posiblemente murió ejecutado. Antes de su partida había escrito una carta a un amigo en la que con su negro sentido del humor le decía: «Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!».

Cuentos de soldados y civiles recoge una serie de historias breves que implican al lector desde la emoción y la intriga. En cada relato uno se sumerge en una situación que gana en tensión hasta alcanzar su cenit en un desenlace a menudo inesperado e impactante. Las narraciones son de dos tipos: bélicas y fantásticas. Sin duda me quedo con las primeras. Las otras tienen un estilo Allan Poe que me va menos.

Lo mejor de todo, leerlo. Altamente recomendable para aquellos a quienes gusta la buena literatura, las aventuras y están inmunizados frente a la frase: “cariño, ¿y si apagas la luz que ya es muy tarde?”

6 comentarios:

  1. Gracias por este compartir, sabe aprendo mucho de ti y aprendo a leer que Dios camina en la historia de cada hombre que se esconde de tras de cad vida sea como sea ÉL está allí, Gracias por tu comentario en nuestro blog por de guapa sabe nadie me lo habia dicho gracias por ser como eres que Dios te guarde siempre muy unidos en oración y un abrazo en Jesús y María que ellos te acompañen siempre

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  2. Que bonito relatas lo que lees!!
    Tu eres un gran escritor.
    Besitos.

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  3. Gracias, Rafael por tu detalle que Dios te guarde y te bendiga unidos en oración y un abrazo fuerte en Cristo jesús

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  4. Lourdes, para gracias las que tu tienes. Un abrazo.

    María del Rayo eso es que me lees con buenos ojos. El que escribe bien Ambrose Bierce. Ya me gustaría a mí hacerlo la mitad de bien que él. Pero muchas gracias por los ánimos.

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  5. Hola Rafael, me llevo este libro para mis vacaciones, ya te contaré si me gustó. Un abrazo. Fernando.

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  6. Fernando, espero que te guste. Me dijiste que con Jack London disfrutaste, así que me da en la nariz que este no te defraudará. Un abrazo y disfrútalas.

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