lunes, 13 de diciembre de 2010

Reflexiones en torno a un trozo de papel higiénico


Apilados, los platos aguardan su turno mientras con el estropajo los voy enjabonando uno tras otro. Es de noche. Estoy solo en la cocina. Son mis quince minutos de paz. ¡Santa paz!

En Radio Nacional están informando sobre las elecciones catalanas que se han celebrado ese mismo día. Los colegios electorales han cerrado unos minutos antes y conectan en directo con uno de ellos. No debe ser muy grande, pues ya han hecho el recuento. El periodista de campo informa sobre el resultado en dicho colegio. Como anécdota, señala que ha habido dos votos nulos. El presentador, desde el estudio, se interesa por la razón de dicha invalidación.

- En uno han escrito algo en la papeleta, y en el otro sobre han metido un trozo de papel higiénico.

- Esto último no merece ni un comentario- ataja el locutor con tono de indignación.

Sin embargo ese hecho que “no merece comentario” a mí me da qué pensar. Y me viene a la cabeza lo que ha sido la última campaña electoral: una candidata presentándose envuelta en una toalla con un fondo de gemidos y un anuncio titulado “el video porno de...”; otro partido (nada marginal) mostrando el orgasmo que produce a una chica votarles; ha habido quien ha creído más convincente sacar un mapa andante de España robándole la cartera a un catalán; o los que han optado por colgar en su página Web un videojuego que eliminaba inmigrantes indocumentados desde una gaviota. Y si nos referimos a los mítines, hay alguna perla como la de ver a todo un presidente de gobierno haciendo un comentario burlón sobre el Papa, con quien se había entrevistado apenas unos días antes....

Todas estas cuestiones sobre las que me ahorro los calificativos, sí han merecido comentarios, cientos de comentarios en forma de artículos, titulares, portadas, tertulias en radio y televisión. ¿Acaso no era lo que buscaban?

Ahora, a través de la radio, escucho las primeras declaraciones de los portavoces políticos. Han hecho recuento del botín de votos y empiezan a hablar con seriedad, serenidad y solemnidad. “Podrían haberlo hecho antes”, me digo; “a lo mejor así, quien pidió más “higiene” con un pedazo de papel de baño habría votado algo distinto”.

Apago el transistor y continúo lavando platos. Eran mis quince minutos de paz y me gustaría disfrutar del silencio durante el poco tiempo que me queda. Los últimos días ha habido demasiado ruido.

5 comentarios:

  1. Hola Rafael: Me resulta el hecho casi un improperio plástico. Hay artistas que logran plasmar en el voto el ruido de la campaña electoral y el hastío democrático, logrando una obra expresionista.
    Obra del culminante gozo de obrar.

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  2. Hola Rafael, el del papel higiénico quizás era la única forma que tenía para votar en blanco.
    Creo que el locutor se indignó sin razón. Al menos fue a votar.
    Saludos. Fernando.

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  3. NIP, desde luego lo simple es más efectivo. De eso sabes un rato.:D

    Hola Fernando: lo curioso, además, es que el locutor no se hubiera indignado por ciertos actos bochornosos de la campaña.

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  4. A mí en lugar de indignarme me produce una cierta "alegría" (ahora matizo el significado)... comprobar que aún somos capaces de ejercitar nuestra imaginación para hacer llegar nuestro descontento en lugar de quedarnos sentados e indiferentes a todo lo que pasa a nuestro alrededor. El hecho de despertar la indignación de alguien en este país anestesiado que no se indigna ante casi nada ... ya dice mucho. Ojalá supieran leer entre líneas...y ¡quién sabe! unos cuantos cientos de miles de papelitos higiénicos seguramente conseguirían más que tanta abstención. Gracias por tu reflexión, Rafael. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

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  5. Gracias a ti, Teresa. Tenerte por aquí siempre es un lujo inmerecido. Otro abrazo para ti.

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