jueves, 9 de diciembre de 2010
El día que un ángel se coló en nuestra familia
Dadas las simpatías que ha despertado mi sobrina Carmen, me animo a escribir una pequeña crónica de sus hazañas y gestas:
Érase un matrimonio con ocho hijos que vivía entre la anarquía y la providencia. Podríamos decir que era una familia anarcocatólica.
Los esposos habían cruzado el umbral de los 45, y a la par que se alegraban de ver crecer a sus vástagos, sentían cierta melancolía al darse cuenta de que nunca más tendrían un bebé en casa.
Dios, que los quería mucho, percibiendo su añoranza, decidió darles un regalo muy especial: haría un ángel para ellos. De este modo siempre los acompañaría una criatura con la inocencia de un niño y un único afán: amar. Un ser así vive sin preocupación alguna con la felicidad del auténtico menesteroso. Para que no cupiera duda de que era un ángel, Dios le imprimió su señal en el cromosoma 21. (Es lo que hace con todos los ángeles que manda a las familias especiales. La pena es que los espectros de las tinieblas lo saben y han arrastrado a los hombres a procurar su aniquilación).
Antes de nacer, las ecografías delataron que su corazón no estaba nada bien. Convertido en una cavidad única, la sangre oxigenada y la venosa se confundían en una mezcla fatal.
Cuando vio la luz le pusieron por nombre Carmen. Las cosas no fueron fáciles. Por ejemplo, las comidas duraban una eternidad, pues ingerir lo más mínimo la fatigaba enormemente. Estaba ojerosa y se amorataba fácilmente. Antes de los seis meses habría que practicarle una operación paliativa para ayudarla a ganar peso. Después, si todo iba bien, se le podría operar a fondo el corazón.
Hay que mencionar, inevitablemente, a la doctora Carmen Marín, auténtica hada madrina de nuestra protagonista. Siendo claros y concisos, le debe la vida.
Cuando llegó el momento de operar surgió el primer contratiempo: la máquina de circulación extracorpórea de la Seguridad Social en Zaragoza se había estropeado. Habría que derivarla a otra comunidad autónoma. Saturación, listas de espera... ¡El tiempo corría en contra! Finalmente la Seguridad Social la envió a Barcelona, al Hospital San Juan de Dios. Y vino a resultar que allí acudía a operar desde Valencia una vez por semana el doctor José María Caffarena, que según supimos, es un crack en esta especialidad. Lo que debería haberse realizado en un mínimo de dos operaciones espaciadas en el tiempo, se llevó a cabo en una sola y con excelentes resultados. Las enfermeras y médicos, matrícula de honor. Lo voluntarios que asisten a las familias, sobresaliente cum laude. Los religiosos, la gloria celestial. Carmen volvía a casa repuesta.
Once meses después se le detectó leucemia. El problema volvía a estar en la sangre; esta vez en forma de cáncer. Ahora el tratamiento sí pudo realizarse en el Hospital Infantil de Zaragoza. Al personal de allí hay que darle las mismas notazas que a los de Barcelona: Copa de Oro y mención especial. Fabulosos.
Allí conocieron a otros niños con la misma enfermedad, aunque no eran Down. Algunos se fueron al cielo (mi hermana me pide que no ponga sus nombres, así que me limito a las iniciales): La pequeña J. de 3 años, el menudo M. de 5, y el simpático M. natural de Jaca, que con 11 años era más vivo que el hambre. “¿Cuándo te echarás novia?”, le preguntaba un día la “enfermera 57” (las llamaba numerándolas por la edad, para provocar, decía él). “Espera que me crezcan las neuronas”, respondía con desparpajo.
La dulce C. se encariñó especialmente de Carmen. Ahora tiene 13 y desde hace unos tres años se le reproducen tumores. Tampoco tiene la marca en el cromosoma 21, pero es un auténtico ángel y deseamos de todo corazón que se cure definitivamente y pueda abandonar el hospital para siempre.
Bueno, el caso es que Carmen sanó. Normalmente la quimioterapia debería haberla dejado hecha polvo, pero yo siempre que la veía la encontraba como una moto. Hasta el punto de que le decía a mi hermana (la mamá de la criatura, como ya os habréis imaginado hace rato): “si está así enferma, ¡cómo estará cuando esté buena!” Bien, confirmo que estando curada, goza de actividad y alegría a prueba de adultos. ¡Incombustible!
Dada la recuperación, en el posado navideño de este año lucirá una buena mata de pelo. Y como prueba de ello, la foto que acompaña esta entrada en la que se la ve alimentando a su hermana mayor con un peine. La mencionada y gracil hermana es María -¡MARÍA, ya te tengo en cuenta, para que veas!-. Para los interesados, su teléfono es el.... ¡Se me ha olvidado! ; D
Hay que decir que la realización de la fotografía ha corrido a cargo de otra hermana, la muy profesional Inma, quien, como se puede comprobar, ha decidido darle un toque artístico enforcando la lámpara, la estantería y el espejo del fondo, siempre siguiendo la línea de la escuela flamenca.
Y como me he alargado más de la cuenta y el futuro está por hacer, concluyo aquí mi relato. Espero que os haya gustado y que compartáis con nosotros la felicidad de saber que un ángel sonriente sigue campando por sus respetos en la sede principal del anarcocatolicismo español. ¡Salud y bien!
Rafael, gracias por abrirnos las puertas de tu casa y regalarnos este precioso relato. ¡Bendita familia "anarcocatólica"!. Un abrazo.
ResponderEliminarMe presento: he leído tu comentario tan guasón en el blog de Angelo y he venido a conocerte. ¡Oh sorpresa, eres maño; nooo, más, eres de "Zárágózá"! Qué alegría y qué humor. Encantada de conocerte/conoceros pues estoy conociéndoos a varios que formáis parte de auténticos y entrañables clanes.
ResponderEliminarTe agradezco mucho esta historia y cómo la cuentas, y las "anarcofamiliascatólicas", qué bien. Me uno a vuestra felicidad con Carmen, es un premio, se ve, un premio especial del Cielo.
Un poco triste me ha dejado tu cita de los niños que ya están con Dios por la leucemia: me recuerdan a los compañeros de consultorios médicos de mi hermano y a mi hermano también, que me ayuda desde Dios desde hace muchos años.
Que Dios te conserve ese hummor, gracia y ternura. Vendré todo lo que pueda, pero tengo poco tiempo y debo aprender a vivir más en silencio, pero escribir en estos blogs es un lujo.
¡A ver si en un viaje a Zaragoza nos conocemos! El sábado entero lo pasaré allí, y hemos tenido bastantes ocasiones en que hemos comprobado que el personal del Hospital Infantil de Zaragoza es insuperable: profesionalidad, amor y humanidad.
¡¡¡¡Y el belén es precioso: al Papa le va a encantar, muy original!!!!
Me voy a dormir, que mañana es día de escuela, que decía mi padre. ¡Buenas Noches!
9 de diciembre de 2010 14:14
Dios te bendiga a ti y a toda esa gran familia maravillosa y por supuesto a Carmen , a ese angelito que os ha mandado Dios. Me ha emocionado mucho tu relato. Ojalá y todos los niños tuvieran la misma suerte que tiene Carmen de verse rodeada de tanto amor y ser tan querida. Un abrazo grande!
ResponderEliminarPD: Me gusta mucho tu manera de escribir, tu forma de contar las cosas, muchas gracias.
Preciosa historia Carmen es un ángel enhorabuena!
ResponderEliminarHola Rafael, enhorabuena por la entrada, y sobre todo por tu sobrina. Un abrazo. Fernando.
ResponderEliminarY es que, aunque parezca mentira, existen muchos ángeles entre nosotros.
ResponderEliminarDios se sirve de las mediaciones humanas para comunicarse, para habitar entre nosotros, para bendecirnos y hacernos caer en la cuenta de lo grande que es su misericordia. Aunque sea a través del dolor y el sufrimiento.
Bueno, qué te voy a contar. Lo sabes bien.
Gracias por compartirte y compartir un pedacito de vida con nosotros.
Gracias por pasearte por mi blog, por opinar, por dejar huella. Gracias. Siempre serás bien recibido.
Un afectuoso saludo.
Hola Rafael. Maravilloso relato cuajado con tu chispa literaria. Bendita llama incombustible.
ResponderEliminarVoy a responder a esa duda que late en el ambiente...
ResponderEliminarSí, Carmen es agotadora. Tiene una energía fuera de lo normal, no para.
Por otra parte, aprovecho para decir que muchísima gente nos ha estado apoyando tanto en la operación del corazón como en la leucemia. No quiero enumerar por que seguro q me dejo a alguien y no es plan...
A modo de ejemplo, diré que dadas las circunstancias ibamos en casa a todo correr y se pasan por alto detalles... pero, ahí estaba la gente para ayudarnos: las compañeras de clase de Inma (la sexta) le montaron una fiesta sorpresa por su cumpleaños. Fue sorpresa hasta para los de casa que no sabíamos nada!!! Algunos de mis amigos los tenía ayudándome día sí, día también con las cenas (a los peques les encantaba.. "cenamos pizza??!")... un sinfin de detalles.. un amigo todos los días al salir de la universidad me acercaba con la moto al hospital para poder ver a Carmen, aunque fuera a través del cristal... lo dicho.. un no parar de momentos, que gracias a todos ellos hemos podido sobrellevar la situación. (sin olvidarnos de las trillonadas de rezos que ha habido!!)
Gracias a todos!!
Se lo he leido a Rafa (el tercero) le ha encantado!!!
ResponderEliminarNo sólo es un ángel... Es que encima viene en "pack" con una familia increíble!!!!
ResponderEliminarY sí, María, prometo aprender a hacer alguna cena que no sea pizza... :P
Rafa, como siempre, impresionante tu forma de contarlo, ¡qué gran catequista tuve! ;)
Un abrazo!
Mery
Hola Rafael! me he emocionado con tu relato.
ResponderEliminar¡Gracias! que Dios te bendiga a ti y a toda tu familia.
Hola Rafael: Que familia!!! envidiable. De verdad. Siempre me hubiera gustado tener una familia así. No tuve suerte. Dios sabrá porqué.
ResponderEliminarCarmen es un ángel, no la conozco y la quiero solo con leer a su tio dos o tres veces. Pero Rafael, ¿te das cuentas del cariño que transmites?.
Enhorabuena por esa familia. Como te siga leyendo un poco más voy a pedir la adopción. Total uno más!!!.
Un abrazo para todos y uno especial para el angel.
Qué bien le ha sentado a Carmen tanto amor! Está ya muy grande y sobre todo muy feliz.
ResponderEliminarGracias por este relato familiar que nos alegra y nos estimula para ser mejores.
Otro abrazo a ti, Teresa. Una vez más te digo contento que me alegro mucho de tu vuelta.
ResponderEliminarCamino el gusto es mío. ¡Por fin alguien que acentúa Zárágózá como es debido! Pues sí, Carmen es un auténtico regalazo. Imposible ponerse serio si está ella cerca; no da su permiso para esas actitudes.
Gran Visigoda, gracias por tus bendiciones. La suerte es nuestra por tener a Carmen. Si hubiera un “miss simpatía” tendría el título mundial.
LAHDDEC, muchas gracias por tus palabras. Sí, es un ángel.
Fernando, gracias a ti. Tú también tienes tu bendición celestial en casa muy especial, esa que nos hace ser más personas, aunque alguna gente no sea capaz de verlo.
Mercuzzio, comparto contigo que hay muchos ángeles con nosotros. Aunque nuestra miopía hace que les temamos.
NIP, eres un loco genial. Te entenderías muy bien con la “llama incombustible”.
¡Marías! ¡Cha, chaaan! Hace acto de presencia en carne verbal. Verás que por la foto que he colgado no se sabe si eres fotogénica o no, sólo que cuando se te mira se siente uno con conjuntivitis. Si te animas un día a escribir sobre las aventuras y desventuras de una hermana mayor comedora de peines, tienes a tu disposición este blog. (Por cierto, quién es ese “amigo” de la universidad que te acercaba “todos los días” en su moto. ¡Tu tío no ha sido informado!)
Mary, lo del catequista... aquí se ve que el Espíritu Santo sopla por donde quiere. Menos mal que es Él quien actúa porque si no acabamos pagando una hipoteca en el averno.
Ana Belén, mil gracias por tus bendiciones. Bienvenidas sean.
Chus, no sé si te habrás dado cuenta, pero sintonizamos bien, muy bien. Respecto a la adopción, ya sabes que los trámites son un poco lentos, así que mejor si te cuelas un día en casa y te quedas. Entre el mogollón, tampoco iba a dar mucho el cante.
Fran, sí que va pesando lo suyo, pero te aseguro que uno no la soltaría ni a tiros. Es una niña muy feliz, es cierto.
Hay que decir, que TODA la familia, es un testimonio de AMOR en sí misma. Un claro ejemplo de familia como motor evangelizador del siglo XXI.
ResponderEliminarRespecto a la hermana mayor, son muchos los interesados, puedo confirmarlo, jejejejje! XD
Tienes "casi" razón, Pedro, porque un servidor, que es de la familia, no es tan testimonio como debiera. Qué más quisiera.
ResponderEliminarOye, eso de muchos interesados con mi sobrina María... ¿Saben que tiene un tío que hace bueno al Harry el Sucio? ;D
¡Gracias, Pedro!
Que historia más bonita Rafael. Preciosa. Dios está siempre para echar una mano, en silencio, cuando más falta hace, aunque algunos aún se empecinen en llamarlo "casaulidad". Un abrazo y encantada de conocerte¡¡
ResponderEliminarYa no se puede comentar nada más, así que gracias por contarlo.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Kara, verdaderamente las casualidades no pueden hacer una "cosica" tan maja como Carmen.
ResponderEliminarmjbo, muchas gracias por estar aquí.
Un saludo a las dos.