A menudo mi padre me conminaba a ser metódico y práctico. Sin ambas cosas a uno no le podía ir bien en la vida, o, al menos, todo lo bien que debiera. El tiempo le ha dado a él la razón mientras a mí continuaba privándome de ambas facultades.
Sólo una gran capacidad de entusiasmo me ha permitido superar muy limitadamente mi falta de método a la hora de emprender proyectos. Por eso cuando aquella mengua todo peligra.
Respecto del sentido práctico lo más que conozco son las penurias que acarrea carecer de él. Afortunadamente queda el consuelo de las almas románticas: el embelesamiento por lo inútil.
Pondré un ejemplo reciente. Para un tema que me gustaría desarrollar necesitaba el libro Amor y pedagogía de don Miguel de Unamuno. Cuando trabajo un libro, siempre, siempre, siempre hago anotaciones, abundantes subrayados, comentarios en los márgenes. Pues bien, resultó que me puse a buscar en ediciones de coleccionista y he acabado por adquirir la primera edición, la de 1902. Lo cual no deja de ser una maravilla, por eso lo he hecho, pero me imposibilita para trabajar al modo que lo hago yo. (Yo no soy un iconoclasta de esos que tanto abundan estos días dedicados a derribar monumentos).
Lo grave es que no es la primera vez que me sucede. La Antropología metafísica de Marías que tengo esta despanzurrada de tanto manejarla. Lo bueno es que la tengo firmada por su autor. Decidí comprar un nuevo ejemplar para tratar de salvar lo que quedaba de mi baraja encuadernada y no se me ocurrió otra cosa que comprar... ¡la primera edición inmaculada! Y ahí está, tan virginal como cuando salió de las entrañas de la imprenta, como lo estará el libro de Unamuno mientras de mí dependa.
Hay gente que no tenemos remedio; sólo somos felices soñando despiertos. ¡Y así nos va!
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ResponderEliminarComo escritor de suspense no debes de tener rival. He empezado a leer emocionado por el recuerdo al padre, luego preocupado por la mengua del entusiasmo, para finalmente descubrir que has incorporado una nueva joya bibliográfica. Subraya sin miedo. Yo soy mas de fosforito.... No nos vayas a dejar sin novela personal....
ResponderEliminarEse ejemplar es casi sagrado; ¡la edición de 1902! ¡La primera!
EliminarAntes me corto una mano que hacerle una raya.
El caso es que para no profanarlo aquí me tienes, con un gran cuaderno al lado y anotando a boli. Ser un vegano literario es caro y trabajoso. En eso no se diferencia mucho de los otros veganos.
Un saludo cordial
Sin duda, has encontrado un tesoro.
ResponderEliminarHay que mantenerlo brillante.
Un abrazo.
Ya ando con cuidado, ya. ;)
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