El huérfano ufano
Dios ha muerto. ¡Viva el súperhombre! Clama Nietzsche. Y nos dibuja el perfil de un psicópata como sucesor de la humanidad decadente. Un ser sin instancias superiores, inmisericorde, hambriento de poder.
No, si Dios ha muerto no ha nacido un súperhombre, sino un huérfano. Dios ha muerto. Entonces hemos quedado desamparados; arrojados a la intemperie. Es la hora del pillaje, la enajenación o la desesperación. Quizá de todo ello.
¿Eras el último hombre o, más bien, el heraldo de la locura?
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