Llevo unos días rumiando pensamientos. Me nacieron a partir de unos ¿versos? de Pessoa:
"¿El misterio de las cosas? ¡Qué sé yo del misterio de las cosasEl único misterio es que haya quien piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos,
comienza a no saber qué es el sol,
y a pensar en muchas cosas que dan calor,
pero al abrir los ojos, ve el sol,
y ya no puede pensar en nada,
pues la luz del sol cuenta mucho más que todos los pensamientos
de todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
y por eso no se equivoca y es vulgar y es buena..."
Y pensaba yo en el Sol, que para casi todos es luz, mientras para un ciego es calor. Y en cómo una bombilla se nos figura como un pequeño sol a quienes vemos, mientras quienes no, imagino yo, lo sentirán más cerca en una estufa o un brasero.
Y extraño a Dios, sin entender por qué no habla, y se muestra, y se hace tan explícito como un árbol, o un niño, o una piedra. Y si no lo hay, por qué algo tan terrible puede suceder. ¿Por qué ese abismo de sinsentido? Pero luego pienso, sin sentir, que si pudiera hablarle, verlo y tocarlo lo atraparía rápidamente en una probeta, lo mediría, pesaría y evaluaría y diría que es una cosa más; que a fin de cuentas no era nada extraordinario, y que en el fondo no se diferenciaba de cualquier otra cosa.
Y sumido en esas contradicciones espero que diga algo, que se manifieste, que muestre alguna evidencia porque lo necesito y no lo encuentro, porque sólo sé lo que toco, y veo, y oigo, y cuando únicamente siento dudo. Pero la duda no es método, no es camino, sino incertidumbre, vértigo, pérdida, diablo, el peor de ellos, como bien sabían los budistas.
Y vuelvo al Sol, al calor, a la luz, a mis sentidos y al modo en que me llegan las cosas.
A veces pasan los días y los años en ese silencio de Dios, pero queda el recuerdo de lo que fue Fe, de lo que supuso creer y vivir en la Luz, y eso da esperanza de que estas sean penumbras que anuncian el amanecer con ese Sol que da calor de hogar. Un abrazo y ánimo.
ResponderEliminarUn abrazo, Joaquín.
EliminarSiempre volverá a brillar el sol aunque haya mucha oscuridad.
ResponderEliminarAunque, a veces, hay que esperar demasiado.
Y tampoco será el mismo brillo. No sé...
Un abrazo, Rafael.
Yo tenía un jefe que decía: después de la tormenta siempre escampa. A ver si lo hace pronto ;)
EliminarUn abrazo, Amalia