Había sido el máximo responsable del Departamento de Recursos Humanos de la cooperativa, cargo al que había renunciado tras enviudar, aunque siguió conservando un gran ascendente debido a su probada valía.
Sobrio, discreto, en las conversaciones siempre escuchaba con la mirada fija en su interlocutor, pidiendo aclaraciones cuando era menester, si bien rara vez dejaba entrever su propia opinión.
Aquel día debí cogerlo con la guardia baja pues nunca hubiera imaginado oírle hablar como lo hizo. Sentados frente a frente en su despacho, comenzó a lamentarse de la situación en que estábamos.
El origen del problema residía en el director general, un fichaje traído para insuflar nuevos aires a la próspera compañía. El mismo había contratado a una carísima consultora para implantar un plan de liderazgo que iba a alcanzar a toda la plantilla. El objetivo era que del primero al último trabajador fueran líderes. La meta no era buscar mayor compromiso o colaboración, sino de alcanzar un auténtico liderazgo.
El caso es que dicho proyecto detraía enormes recursos a la compañía. Cuando estalló la crisis el director general decidió proseguir con el proyecto.
- Ahora pretende que todo el mundo sea líder. ¿Has visto tú alguna empresa en que todos sean líderes? Yo jamás. Antes no pensaba así, la verdad, pero la experiencia me ha demostrado que los líderes no van creando lidercitos a su alrededor. Al revés, un líder en su entorno no deja crecer la hierba, ¡ni un matojo!
Estaba realmente disgustado.
Al final hubo cambio de presidente y el recién llegado obligó a suprimir aquel costosísimo plan de liderazgo general. No fue más que un aviso, pues al poco prescindió también del director general que lo había impulsado.
Cuando veo organizaciones que pretenden funcionar netamente a base de asambleas, círculos, comités, soviets o similares afirmando carecer de líderes, recuerdo aquella conversación.
En todo grupo asambleario invariablemente surgen la purgas, codazos y defenestraciones. Líder es el que lidera, dirige, encabeza, y mientras no seamos un enjambre las agrupaciones humanas se organizarán a través de liderazgos singulares; lo cual no es bueno ni malo, sino un imperativo social. Así que no entiendo por qué tanta sorpresa cuando esto acaece una y otra vez.
Parece un cuento, bien estructurado y bien contado, pero, al igual que lo son tantos cuentos y fábulas es real como la vida misma, no es solo un tema de hombre masa frente a minorías, sino de despilfarro de recursos en un mundo de recursos escasos, donde el recurso más escaso es el tiempo vital....
ResponderEliminarY sobre todo, de falta de realismo.
EliminarUn saludo, Joaquín.
Muy interesante. Bien dicho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues para ti, dos.
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