miércoles, 26 de junio de 2019

Todos sois iguales... ¡Malos!




Hace unos días estaba comiendo con unos amigos y salió a relucir un caso de abusos sexuales del que se habían hecho eco los medios de comunicación. El sentir unánime era de rechazo hacia aquella tropelía, y así se puso de manifiesto. Pero entonces una de mis amigas hizo el siguiente comentario: 

- Bueno, claro, eso lo decís porque ahora sois padres.

Aquella aseveración me resultó incómoda. De hecho inmediatamente manifesté que personalmente no conocía a nadie que estuviera de acuerdo con un modo de actuar como aquel; por el contrario, desde que tengo memoria (personal e histórica) el sentir común frente a acciones semejantes es de rechazo. Lo marginal es simpatizar con algo así. 

Lo que me llama la atención es que una amiga inteligente suponga que una violación cuenta con la aprobación automática de cualquier varón... a no ser que tenga hijas. Se me hizo palpable el poder de la propaganda sobre nuestra mirada. Cómo el machaque continuo puede distorsionar nuestra comprensión de las cosas hasta el punto de que haya quien piense que un crimen sexual cuenta con el beneplácito de la mitad de la población en función de su sexo.

Y no es cuestión de un cambio de mentalidad de última hora por parte de los varones. En Europa durante toda la Edad Media la violación contaba con fuertes sanciones que incluían la pena capital, y otro tanto en épocas posteriores hasta la nuestra.

Cuando un varón mata a una mujer, no actúa un "género", sino un individuo al que pueden impulsar múltiples móviles. Otro tanto sucede cuando el asesinato se produce a la inversa, de una mujer a un varón. Y lo mismo entre varones o mujeres.

La ideología de género es eso, ideología, violencia sobre la realidad, error en suma.

jueves, 20 de junio de 2019

Juro por Snoopy






Informa el Heraldo de Aragón (jueves 20/6/2019) de la jura de sus cargos de los nuevos diputados de las Cortes aragonesas.


Como el melón está abierto, cada cual ha complementado, cuando no desmentido, la fórmula general de acatamiento con frases de su propia cosecha.


Según el reglamento, que se dieron los propios diputados en su día, el presidente pronuncia estas palabras: "Juro o prometo acatar la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Aragón y ejercer el cargo de diputado en defensa de los intereses de los aragoneses". A continuación los diputados pasan de uno en uno y responden: "Sí, juro", o "sí, prometo".


Pues bien, a este presunto compromiso, uno ha añadido: "sin renunciar a mis valores republicanos y por imperativo legal".


Otro "por Aragón", otros tres "por España".


Pero la que ha rizado el rizo ha sido la que ha prometido "por todas mis hermanas".


No sé qué fuerza moral tendrá el presidente de las Cortes para reconvenir a alguien el día en que un diputado quiera jurar por Snoopy, por mi tía Clotilde o "siempre y cuando a mí me dé la gana y con carácter retroactivo".


Si ellos no se toman en serio, ¿quién lo hará?

viernes, 7 de junio de 2019

Utopías: entre el cielo y el infierno





Todavía recuerdo cómo conmovieron a aquel niño que yo era las imágenes en blanco y negro de unos hombres caminando sobre la nieve, de la joven transformada en anciana por abandonar el Edén escondido entre las montañas del Himalaya, del mundo donde todo era hermoso y no había lugar para la muerte. 

Después de una vida que se ha lanzado al galope la he vuelto a ver: Horizontes perdidos, dirigida por Frank Capra; todo un maestro de la educación sentimental. Y mi corazón se ha vuelto a agitar sumergido en la utopía de un mundo sin mal ni dolor del que sólo un loco querría escapar. (De hecho uno de los protagonistas es tan ciego para lo que tiene ante sí que, efectivamente, quiere salir corriendo de allí).

Recientemente veía una conferencia de Fernando Savater en la que afirmaba que tanto la República de Platón como Utopía de Tomás Moro son realmente una ironía de sus autores, una burla hacia las sociedades fantásticamente ideales. Añadía que todavía había gente que había tomado estos libros en serio. He de confesar que yo era uno de esos ingenuos, pero desde que leí La nieta del señor Linh y descubrí por unos amigos que no me había enterado de lo más sustancial de la novela, ya no me atrevo a decir nada. Así que me tendré que releer un día de estos (o de aquellos) los libros de Platón y del santo inglés.





Es cierto que nuestro tiempo desconfía de las utopías, y no sin motivos. Ahí tenemos otra "broma" utópica escrita por un filósofo llamado Karl Marx que condujo a la miseria y la muerte a varios millones de personas. No sé si es que gran parte de sus lectores no supieron captar su fina ironía o, como dicen quienes reivindican su legado, nadie ha sido hasta la fecha capaz de aplicarlo debidamente; el caso es que cada vez que se ha intentado poner en marcha el materialismo dialéctico los cobayas que lo han sufrido han acabado en el cubo de la basura. Supongo que siempre quedará a sus artífices el consuelo de pensar que los culpables son "los otros", que joroban el experimento por su falta de capacidad.




Pero volviendo a una dimensión mucho más luminosa, quiero aprovechar para recomendar Horizontes perdidos en su versión de 1937, un canto a los más altos anhelos del hombre: la belleza, el amor, la perdurabilidad, la armonía... en un lugar utópico, outopos, no lugar, a donde no llevan las armas ni el rencor, sino la imaginación, el amor y el deseo de plenitud.