jueves, 6 de diciembre de 2018

Me olvidé de vivir

En alguna medida, escribir es apartarse del mundo, retirarse de la vida, para imaginarla, para comprenderla, pero desde un cierto "afuera". Leer puede elevar el alma, pero ancla el cuerpo.

En un momento dado Cervantes dice algo así como que había tardado en escribir porque tenía cosas que hacer. ¿Qué cosas?, cabe preguntarse. ¡Vivir, naturalmente! La vida es quehacer, decía Ortega.

Y ya puestos a hablar de escritores, mencionaré a Delibes, quien en una de sus últimas entrevistas dejaba ver cierta insatisfacción con su vida por haberse apartado demasiado de ella para hacer su obra. Parece contradictorio, pero es lo somos, pura contradicción.

"De tanto gritar mis canciones al viento, ya no soy como ayer, ya no sé lo que siento... Me olvidé de vivir...", cantaba Julio Iglesias.

Hoy he estado con una persona que vive el día a día con serenidad, en sus pequeños detalles; que no echa de menos las tecnologías, aunque las use alguna vez, y que lee al final de una jornada, si se tercia. Ha escrito, sí, pero después de vivir, siempre después de vivir. Lección vivida, lección de vida.


4 comentarios:

  1. No tendremos otra vida.
    Hay que aprovechar la que tenemos. Los años pasan y debemos disfrutar de tantas pequeñas cosas que a veces no valoramos.

    No quisiera olvidarme de vivir. Sobre todo, pensando que cada vez ya me queda menos.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Bonita reflexión, Rafael. Me parece totalmente cierta. Muchas veces he pensado en esto que decía Cervantes y que nos has recordado tú aquí. La calma es siempre cosa buena e impide que nos precipitemos y escojamos mal: leer o escribir antes que vivir. Un abrazo.
    Maite.

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