sábado, 31 de marzo de 2018

"La Rebelión de las Masas" de José Ortega y Gasset



"Lo que el Contract social de Rousseau fue para el siglo XVIII y Das Kapital de Karl Marx para el XIX, debería ser La rebelión de las masas del señor Ortega para el siglo XX".

Así decía el Atlantic Monthly cuando apareció el libro del que hoy hablamos.

Todo un clásico imprescindible para entender nuestro tiempo, el de ahora mismo, nuestro presente.

domingo, 25 de marzo de 2018

¿Son responsables?




Cuando he estudiado nuestra guerra civil, una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la enorme irresponsabilidad de muchas de las personas que tenían, precisamente, alguna responsabilidad en la España previa a su estallido. Se enfrentaban cuestiones graves con un grado de insensatez escalofriante.  Discursos inflamados, amenazas, ajustes de cuentas, mentiras conscientes y sistemáticas, sectarismo, odio alimentado a conciencia, exclusión, búsqueda del enfrentamiento.

La generación de mi padre, de la que ya muy pocos quedan, vivió aquel trauma nacional en primera persona y en su inmensa mayoría sacaron una lección: aquello no podía volver a repetirse. Entiéndaseme bien, no es que fuera imposible que se volviera a repetir, al contrario, como lo que parecía imposible se había dado y en un grado catastrófico, no era tolerable que se volviera a las andadas, a alimentar la discordia, al conmigo o contra mí, a la polarización programada.

Da la sensación de que con la desaparición de esa generación se extingue parte de la memoria de España (de la real, no de un marco legal hemipléjico), y con ella cobran vigor los aprendices de brujos. Nuevos iluminados creen que pueden hacer lo que les plazca: alimentar dragones, sembrar el enfrentamiento, emplear la mentira como arma política, en el fondo nada es grave, piensan, la pose vende; lo que ha pasado en otros sitios (las guerras, los conflictos) no puede suceder aquí; los que dicen lo contrario son unos catastrofistas, unos pusilánimes de cuyo miedo nos podemos servir.

Pues bien, habéis conseguido la fractura; ahora se puede ahondar más en ella o tratar de restañar las heridas, pero habéis dejado la sociedad peor que la encontrasteis. El daño causado es gravísimo y, me temo, que perdurable si no se actúa con acierto.

Se habla de la economía catalana. Ciertamente la fuga de empresas ha sido espectacular, un serio aviso, pero con ser grave, no es lo peor.

“Tengo dos hijos y hoy usted tiene el poder de decidir si los veo crecer”, ha dicho al juez que lo procesa uno de los encausados por sedición en Cataluña. ¿Ni siquiera ahora despierta? Traslada su responsabilidad al juez, como el conductor que va a doscientos por hora en mitad de la ciudad y advierte al policía que le ha detenido que por su culpa va a llegar tarde al trabajo.

¿Todavía no ve el daño que han causado y la catástrofe que podían haber provocado (o en la que puede derivar esto)?  El menos estar en el banquillo de los acusados le ha hecho descender de las grandes causas ideales que se llevan todo por delante sin pestañear a la realidad personal, que a fin de cuentas es la única que de verdad existe.

Decía Ortega y Gasset en La rebelión de las masas que el hombre-masa, ese ser mediocre e irresponsable que pretende regular todo el orden social, “no atiende a razones, sólo aprende en su propia carne”.

No le deseo el mal a nadie, reitero, absolutamente a nadie, y no es “buenismo”, es que de verdad no se lo deseo (y menos aún lo celebro); pero sé que consentir según qué cosas puede ser  el más flaco favor que se haga a una persona. Decía Hegel que el castigo es un derecho de quien ha cometido un crimen, pues a través del mismo es tratado como un hombre, como un ser adulto, como alguien responsable, es decir, que puede responder de sus actos, y no como un niño incapaz de gobernarse. (No lo decía con estas palabras pero es la idea, en este preciso instante no tengo al bueno de Hegel a mano). A veces uno siente que vive en un mundo de menores de edad incapaces de arrostrar sus propios actos.

En fin, quiera Dios que prevalezca la cordura y que nosotros sepamos contribuir a ella.



lunes, 12 de marzo de 2018

Caminando juntos. El tag de la filosofía concluye

Decía Newton que si había visto más lejos era porque estaba sentado a hombros de gigantes. Yo he tenido la ocasión de caminar junto a ellos, gigantes en amistad, inquietud intelectual y generosidad comunicativa. El tag de la filosofía llega a su fin dejándome un sabor de boca estupendo.

Aquí el vídeo de cierre:


domingo, 4 de marzo de 2018

"El caso de Cristo", una película gratamente atípica



¿Dónde está la piedra de toque del cristianismo? ¿En qué hecho se juega su ser o no ser la historia entera de la Salvación? A mí no me cabe la menor duda, y a San Pablo tampoco:"Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe".

En su día pedí a mi amiga MP que me dejara un libro sobre la Sábana Santa. Me trajo tres distintos y le respondí: "¿Para qué tantos? Con uno bastaba". Devoré los tres de un tirón.

Más de una vez he pensado que si me hicieran la famosa pregunta: "¿A qué época de la Historia te gustaría viajar?" Respondería: "Al momento de la Resurrección". Yo necesito ver y tocar más que el apóstol Tomás y David Hume juntos.

En parte de eso va "El caso de Cristo", sólo en parte; película con escasa distribución en España pero que recomiendo vehementemente.

El argumento gira en torno al joven periodista Lee Strobel, felizmente casado, quien a raíz de un hecho aparentemente fortuito contempla con impotencia cómo su mujer se convierte al cristianismo. Esto afectará directamente a su relación hasta el punto de derivar en una grave crisis matrimonial. A ello se suma la mala relación con su padre y un enrevesado trabajo de investigación que le encargan en el periódico.

Strobel, convencido de la falsedad del cristianismo, empleará sus dotes periodísticas para llevar a cabo una investigación que pruebe la falsedad de la resurrección de Jesús de Nazareth y así arrancar a su esposa de la superstición.

Me ha parecido especialmente brillante la verosimilitud de los diálogos y situaciones. Strobel no sólo investiga, sino que también es padre, amigo, esposo, trabajador, y lo vemos desenvolviéndose en todas esas facetas.

Otro elemento a destacar es que cada personaje tiene consistencia y entendemos perfectamente su posición y sus argumentos, aunque difieran completamente de los demás. El ateo es comprensiblemente ateo, y el creyente es razonablemente creyente. Por eso pueden hablar, y discutir, y sufrir. No hay caricatura de ninguna posición. No se enfrentan la estupidez a la obviedad. Abordan realidades problemáticas, como lo son las relaciones realmente personales.

Un descubrimiento la actriz Erika Christensen, que encarna a la esposa. Excelente.




Resumiendo en tres palabras: Película muy recomendable.




sábado, 3 de marzo de 2018

"Los archivos del Pentágono" en un telegrama




Entretenida. Stop. Spielberg sabe hacer trepidante cualquier situación. Stop. Aunque como propagandista ideologizada me parezca tóxica hay que reconocer que Meryl Streep actúa estupendamente. Stop.

Nixon muy malo. Stop. Los del Washington Post muy buenos. Stop. No se abordan las verdaderas causas de la derrota americana en Vietnam. Stop. No concede ni un gramo de razón a la parte contraria, lo cual se denomina en español maniqueísmo. Stop. Reivindicación feminista (no tercera ola) reiterativa, por si el espectador a la octava vez todavía no lo ha pillado. Stop. Película de intriga política sin sexo ni violencia, señal de que no es española. Stop.