viernes, 25 de diciembre de 2015
Marcando la presa
La fórmula es sencilla. Se busca una frase, un gesto, una expresión llamativa, si es preciso, se puede tomar lo metafórico como literal para sacarlo de su quicio. Entonces se encienden los focos alumbrando dicha expresión para convertirla en el centro de atención; todo lo demás queda en la penumbra. Por arte de magia (la magia de la distracción) lo adjetivo se ha transformado en sustantivo.
Ahora la frase, despojada de su contexto, se ve tan fuera de lugar como un barco en el desierto. Ya sólo falta agitar la carnaza, estimular los bajos instintos del público para que se arroje sobre quien osó proferir un discurso ajeno a las consignas de la corrección política. Adjetivar a la futura presa puede ayudar. Por ejemplo: "el polémico obispo de Córdoba ha dicho esto o lo otro".
Si uno se informa bien, lo que convierte en polémico al susodicho obispo es defender lo que señala la doctrina de la Iglesia, que es lo que se debería esperar de un obispo; pero en este caso tachar a la propia Iglesia de polémica podría despertar la adhesión de muchos católicos, y lo que se pretende es justo lo contrario, aislar a nuestra víctima, convertirla en un caso estrafalario y repulsivo con el que nadie desee tener que ver.
Tienes razón.
ResponderEliminarParece que nos gusta hacer daño y el morbo.
Muy complicado el comportamiento humano.
Un fuerte abrazo.
Me decía Guillermo Urbizu en una entrevista que bastante complicada es la vida para que la hagamos nosotros más difícil. Pues eso.
EliminarUn abrazo bien grande para ti, Amalia.
Nuestra vida se ha transformado en una auténtica cacería.
ResponderEliminarHace mucho que no visitaba tu blog, tampoco el mío está muy activo, los años me cercan, pero no quería dejar de felicitarte el nuevo Año, Rafael.
¡¡ FELIZ Y VENTUROSO 2016 !!, PARA TI Y TU FAMILIA.
UN BESO
Feliz Navidad y fantástico 2016 para ti también, Militos.
EliminarUn abrazo.