Hay temas que levantan pasiones y a mí me dejan frío como un
carámbano, por ejemplo el fútbol. Pero incluso para la inmensa mayoría de los
que discuten de estas cosas, en el fondo no deja de ser un divertimento.
Luego hay otras cuestiones que por la gravedad de su
contenido resultan verdaderamente controvertidas. Si uno no quiere chocar con
otros, ni enfangarse en disputas dolorosas sabe perfectamente que debe
evitarlas.
Personalmente no soy amigo de meterme en polémicas, las
tengo contraindicadas por prescripción temperamental (efectos secundarios: malas
ganas, tristeza, fatiga, pérdida del sueño, distracciones, sensación de pérdida
de tiempo). Por eso cuando estoy en un foro poco propicio para determinados temas
simplemente los evito.
Sin embargo hay una cuestión que confieso me supera. Su
importancia es de tal magnitud que so pena de granjearme reproches, malos
tragos e incluso el enfriamiento de alguna amistad (muy a mi pesar y jamás a
instancia propia, lo puedo asegurar) no puedo dejar de denunciar. Me refiero a
la conculcación del derecho a la vida (no me gusta mucho eso de “derecho a la vida”, a mí me parece un
regalo y que lo hay es obligación de protegerla, pero en fin, así nos
entendemos antes).
En los últimos años en Chile el lobby de la muerte ha
intensificado su campaña para extender el aborto. (Disculpas si a alguien le
molesta que llame a las cosas por su nombre). Se están vertiendo las mismas
mentiras que hemos conocido en España desde que se aprobara la ley de 1985, sancionada
pretendidamente para casos límite y que
de facto consagró el aborto libre. Aquella ley, además, trajo algo nefasto, la
corrupción moral de una inmensa porción de la sociedad.
Hoy, en España, quienes están incondicionalmente a favor de
la vida se hallan fuera del sistema y carecen de representación política,
tengan las simpatías políticas que tengan, así de simple. Cuanto más pronto lo
tengan claro, mejor.
Pero mi palabra poco vale, así que os ofrezco un vídeo en el
que habla el doctor Jorge Becker, ginecólogo y obstreta que trabajó durante un
tiempo en Barcelona y que actualmente ejerce en su país. La intervención tuvo
lugar en el Senado del país andino el 19 de enero de 2015 en el marco del Seminario sobre “Interrupción del Embarazo”
en Chile. Entrecomillo el eufemismo “interrupción del embarazo” con toda la
intención. Es como si para hablar de un ahorcamiento dijéramos interrupción del tránsito respiratorio.
Efectivamente la vida es un regalo. Siempre estaré a favor de ella.
ResponderEliminarY me hubiera encantado haber sido madre.
Un fuerte abrazo.
Amalia, tú eres un regalo.
EliminarMás clarito imposible.
ResponderEliminarSí. Es un médico que ha conocido de primera mano esta triste realidad.
EliminarA favor de la vida siempre y en cualquier circunstancia. No a los asesinatos legales. 😢😢
ResponderEliminarSí a la vida.
EliminarSuscribo tu entrada. Sabemos que siempre ha habido aborto, pero la infraestructura que se le da ahora a la destrucción de la vida es algo inaudito: leyes que apoyan la muerte del no nacido, financiación, promoción de técnicas que destruyen la vida, y aceptación social generalizada por parte de una sociedad anestesiada en el aburguesamiento.
ResponderEliminarElige, haces una labor valiente y valiosa, las cosas cosas. Gracias.
EliminarArduo trabajo nos queda para convencer a los que podamos que la vida es un regalo, que no es nuestra ni de nadie. Seamos positivos, si la sociedad está anestesiada hagamos lo que sea para despertarla. El qué hacer depende de cada uno, según las circunstancias que se den en su vida. Toda una vida de esfuerzo merece la pena si conseguimos que una madre se lo piense dos veces antes de abortar, porque una vida tiene un valor infinito ya que es don divino. Por tanto, no desesperar.
ResponderEliminarLo malo es que una parte de esa anestesia nos la han inoculado también a nosotros. Decía el doctor Jesús Poveda que quien no aporta soluciones forma parte del problema.
EliminarQuerido Rafael, suscribo en todo tu entrada. La vida es un regalo tan frágil pero también muy vigoroso y encantador como un paquete lleno de sorpresas!
ResponderEliminarMatar a la vida es matar a Dios........
Un abrazo