No era justo; lo sé. Mientras la pequeña no paraba pisar charcos sin el menor impedimento, yo recriminaba a su hermana sólo por intentarlo. A mí mismo me tentaba hacerlo, pero los usos sociales me obligaban a cierta contención; se supone que soy un adulto.
En última instancia la causante había sido mi propia hermana. Unos días antes quiso regalar a sus sobrinas unas botas de agua. Pero, ¡oh fatalidad!, no había ninguna de la talla de la de siete años, así que sólo la pequeña obtuvo las suyas. El resto lo puso el cielo en forma de lluvia. Charco que veía, charco que pisaba.
La privación de aquel deleite afligía a mi dulce ruiseñor, con lo cual yo penaba también. Así que le puse remedio. Me la llevé a una zapatería y adquirimos otro par de botas. ¡Y con unos dibujos preciosos! Ahora ya pueden remojitearse a dúo bien a gusto.
Tan cierto como que hay un polo magnético es que los niños tienen su propio polo de atracción, su nombre técnico es "charco". En esto no hay fronteras raciales, lingüísticas o culturales.
¿Quieren una demostración empírica? Pues aquí está en forma de video. Y es que hay prioridades y prioridades, como queda patente:
No se ve el video!!!! pero yo tb quiero unas botas de agua de colorines!!!! ^^
ResponderEliminarDenna, pues tienes a mano a la proveedora. Respecto al video, no olvides encender la pantalla del ordenador para poder verlo.
Eliminar¡Qué grande! En realidad los niños nos enseñan tantas cosas... Nos encanta meternos en los charcos de la vida.
ResponderEliminarAnónimo, así salimos de salpicados.
EliminarY que va enbusca del charco.
ResponderEliminarYo recuerdo mis botas de agua y lo mismo, charco que veía, charco que pisaba.
Saludos, manolo
http://marinosinbarco.blogspot.com
Manolo, yo ahora mismo me apuntaba.
EliminarDelicioso video.
ResponderEliminarMe entran ganas de ponerme mis botas y pisar todos los charcos.
Feliz fin de semana y un beso.
Amalia, te veo por Galicia de charco en charco y tiras porque te toca.
EliminarFeliz fin de semana para ti también.
jajaja! Es una monada. Yo, si voy debidamente calzada, hago lo mismo!
ResponderEliminarElige, y además ya ves la atención que pone al perro para asegurarse de que se queda quieto. Formal es formal, lo que pasa es que un charco es un charco.
Eliminar¡¡Ya no puede haber más ternura!! :)))
ResponderEliminarUn cariñoso saludo :)
Belén, un abrazo para ti también.
EliminarMenos mal que subsanaste la injusticia, la hubiera quedado un trauma para toda la vida.
ResponderEliminarLos tres años que viví en Ferrol no había que buscar charcos, ellos te buscaban a tí, creo que por entonces en aquella hermosa tierra llovía de abajo a arriba.
Qué delicia de video.
Un beso, Rafael
Militos, ¡tanto como un trauma! Lo que sí habría habido que poner menos lavadoras...
Eliminar¡Quién fuera siempre niño... ! Y meterse en todos los charcos sin miramiento...
ResponderEliminarMe ha encantado, un saludo Polizón
mj bo, todavía estamos a tiempo. Sólo nos hacen falta unas botas de agua y un buen charco.
EliminarUn abrazo.
Che bambina tenerissima! H riso tantissimo! Io da bambina non ho mai calpestato le pozzanghere d'acqua, ma non lo faccio neanche ora....mi sono persa qualcosa? Un grande abbraccio
ResponderEliminarMartina, pues tienes que probarlo. Salpicar es uno de los grandes placeres de la vida.
EliminarUn abbraccio