Con absoluta despreocupación y sin saber muy bien a cuento
de qué, el profesor nos dijo que si él estaba dando clases en la Universidad
era porque en la empresa privada nunca hubiera encontrado un trabajo. No sé qué
me causó más asombro si el contenido de su afirmación o la pueril sinceridad
con que la manifestó.
No pretendo extrapolar esta anécdota a la condición de
categoría. Está claro que en la Universidad pública hay profesores excelentes,
malos y rematados. Pero también es cierto que la excelencia está lejos de ser norma;
mientras la mediocridad no parece encontrarse nada incómoda.
Recientemente veía una entrevista a Gregorio Luri (para
verla: PINCHAR AQUÍ) en la que el escritor y profesor universitario explicaba
cómo una amiga finesa había decidido dejar la docencia al descubrir que no era
su auténtica vocación. A raíz de este hecho, Luri le dijo: “pero siendo
maestra, ¿te cogerán en la empresa privada?”; y ella, sin titubear, respondió: “¡es
que soy maestra!” Para ella ser maestra suponía haber mostrado una valía
incuestionable, contar con un bagaje tal que le permitía pasar a un puesto
importante en la empresa privada sin ninguna dificultad.
Claro que eso es Finlandia, donde han decidido echar el
mejor abono a sus retoños para que crezcan fuertes y fecundos. Aquí los brotes verdes académicos están muy lejos
de llegar. El profesor sin vocación, sin aptitudes, sin ganas, sabe que no
tiene nada que hacer fuera del invernadero; el exterior es demasiado frío para
sus pobres tallos. Así que se queda para matar su tiempo y cometer ese mismo
crimen con el tiempo de sus estudiantes. Y como nadie da lo que no tiene, al
alumno se le niega todo estímulo, interés, entusiasmo, curiosidad, iniciativa.
Se lo convierte en un mero escribiente al que sólo se le pide sacar un examen y
despacharse las asignaturas lo antes posible. La consigna es esta: “no molestes
y no serás molestado”. Si esa es la enseñanza
superior, qué pensar del resto.
Por cierto, el profesor mencionado al principio de este
escrito continúa impartiendo clases y creo que ha llegado a catedrático.
La sociedad actual está llevando a que personas con una vocación profesional, tengan que adaptarse a algo que les de para vivir, ya que todo el tejido profesional se ha deteriorado tanto, que no encuentran su verdadera ubicación, quizas algo de esto le pasó al profesor enclaustrado.
ResponderEliminarUn abrazo
No tengo duda de que el citado será catedrático y que sus obras completas cabrán en medio folio.
ResponderEliminarMarañón clamó contra el sistema de oposiciones de la Universidad española, lleno de componendas, amiguismos, apaños y trincas.
Lamentable espectáculo que continúa en la actualidad.
Un país que valora tan poco la educación, no puede tener nunca un futuro brillante, aunque pienso que los primeros que tenemos que valorarla somos las personas que de una u otra forma estamos relacionados con ella. No se puede llegar a enseñar por descarte, porque eso se trasmite aún sin querer a los alumnos y así nos va.
EliminarBen detto! Anche in Italia è la stessa, identica cosa. Penso ai grandi professori del Medioevo, al latino, che nostalgia! Un abbraccio
ResponderEliminarComo dice el refrán "Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija". Tener un buen maestro que te transmita una buena enseñanza porque de verdad ama su profesión, es importantísimo. Tristemente, en la sociedad que tenemos existe mucha mediocridad y se hace casi todo para "cubrir el expediente". La auténtica vocación conlleva el hacer las cosas con cariño. Un beso,Rafael.
ResponderEliminarY el interés de los alumnos que???, veamos, recuerdo un estudiante,un colegio privado, un excelente profesor de Filosofía y una suela de zapato escrita...
ResponderEliminarHoy en día el caballerete en cuestión tiene un Doctorado en Filosofía...
Rezo por las causas perdidas...
Abrazos Aristotélicos....
El domingo, después de los coros, se está gestando una comida, te mantengo informado...
ResponderEliminarAbrazos desde la caverna...
¿Coros?¿Ahora se dedica usted a la danza, o al bel canto...?.
EliminarBájese al sótano de la caverna, aquí se está más fresco y no entra ningún tipo de "contaminación"...
icue, el tema viene de atrás, no creas. Lo gordo es que desde esa actitud tira para arriba. Otro abrazo para ti.
ResponderEliminarEnrique, pues si Marañón levantara la cabeza comprobaría como aquel sistema se había sublimado. Respecto al tema de las publicaciones, a veces el problema es el contrario, que van a peso, prescindiendo del contenido. Watson y Crick describieron la doble cadena de ADN en un folio, y revolucionaron la ciencia biológica, además de ganarse el Nobel. Aquí hay quien se dedica a llenar toneladas de papel para hablar de la época de celo de los gamusinos en Groenlandia durante el reinado de Leovigildo.
Tracy, no se puede decir más claro en menos espacio.
Martina, es que Hispania era la más romana de las provincias de Roma. Está claro que vamos de la mano para lo bueno y para lo malo. Por lo menos, ¡que no nos quiten la gastronomía!
Amalia, ahí le has dado. O se hacen las cosas con amor hacia el saber y hacia los alumnos, o no hay nada que hacer.
Mesías Malthus, mi pasado me persigue... Después de los coros tenemos un cumple. De todos modos, por favor, mantenme informado. Y recuerda el mito de Platón y ponte gafas de sol antes de salir de la caverna.
...para lo bueno y para lo malo, es verdad ¡somos iguales! También la gastronomía: en España se toma el bacalao.....
ResponderEliminarTras los piropos que le dedica el evemerista Malthus solo nos queda erigirle una estatua por suscripción popular, como antes... ;)
ResponderEliminarDon Rafael, se le echó en falta ayer en la jornada de Alumni...( y al ínclito Malthus también)
ResponderEliminarUn abrazo
Martina, en España se toma bacalao, lo que no sé es si existen tantas recetas distintas para prepararlo como las que tú propones en tu blog. ¡Menudo récord!
ResponderEliminarAlciato, quiero pensar que la estatua se refiere a Malthus. Yo pongo las palomas.
Fallé a la jornada porque teníamos Pitufo-cumple.
Otro abrazo para ti.