lunes, 10 de octubre de 2011
Políticos bipolares
Recientemente se ha hecho público el patrimonio de los diputados y senadores españoles. En realidad lo que se conoce es lo que los propios políticos declaran mediante un formulario que da por buena la información en él vertida. Curiosamente no se solicita información alguna sobre el patrimonio de los cónyuges o los hijos. Todos sabemos lo habitual que es que personas con grandes patrimonios registren propiedades y fondos a nombre de familiares cercanos para obtener ventajas fiscales. En fin, será un despiste.
Pero a lo que quería ir es a otra cosa. España está sufriendo la más grave crisis económica de las últimas décadas. Nuestra tasa de paro supera el 20%, duplicando la media de la Unión Europea. Las Cajas de Ahorro, en las que los políticos de todos los colores han metido mano para gestionarlas según sus intereses, están en una situación de auténtico desmoronamiento (a comienzo de 2010 había 45 entidades; a fin de año eran 17). Por todas partes se tienen que hacer recortes en áreas tan sensibles como la sanidad o la educación. Y, lo peor de todo, es que las perspectivas de recuperación a corto plazo no son nada halagüeñas. Pues bien, resulta que en un escenario de práctica bancarrota el patrimonio personal de los principales responsables de la gestión pública goza de una excelente salud. Es decir, que los “servidores públicos” se dan mucha maña en administrar sus asuntos, pero cuando se ponen a ejercitar su oficio muestran una incompetencia capaz de llevar un país a la ruina.
En las empresas los administradores pueden llegar a responder con su patrimonio personal si incurren en prácticas de mala gestión manifiesta. Mientras, en la res publica (la cosa pública) basta con que uno se vuelva a su casa (con su pensión correspondiente) para que se marche de rositas. No es precisamente un modelo de liderazgo ejemplarizante. O, al menos, a mí no me lo parece. Será que no me entero. ¿Lo aclararán en Educación para la Ciudadanía?
¡Uf,que razón tienes!. La res publica, debería pasar a llamarse empresa pública para que cada uno respondiera con sus ahorrillos a la hora de volver a casita. La cosa cambiaría y no habría tanta casa de lujo y otros menesteres que no vemos pero que existen.
ResponderEliminarFeliz día.
Hay tanto ladrón y sinvegüenza con el nombre de profesión cambiado, que dificilmente veremos las cosas claras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo peor es la crisis de Valores (con mayúsculas), nos estamos desmoronando como nación y lo que es peor como seres humanos.
ResponderEliminarAbrazos.
Capuchino, tienes razón, ya lo creo que cambiaría. No hay nada como ver peligrar el propio bolsillo. Feliz día a ti también.
ResponderEliminarMento, como decía aquella serie: "los ladrones van a la oficina". Otro abrazo para ti.
JA Manonegra, ahí le has dado. ¿En qué nos convertimos asumiendo todo esto? Un abrazo.