viernes, 7 de enero de 2011

Carta a Gabriel Albiac


Estimado Gabriel:

Te leo con gusto, es cierto. Me pasa con unos pocos ¿articulistas?, ¿escritores?, ¿pensadores? Eso no quiere decir que siempre esté de acuerdo con lo que decís, pero sí que disfruto con lo que escribís y me interesa conocer vuestro punto de vista, lo cual no es poco en un mundo sobresaturado de palabras.

Me gusta el modo en que construyes tus argumentos; tu fina ironía; la relampagueante dramatización que despliegas para poner al desnudo las claves históricas que dan significación a los acontecimientos. Eres brillante, qué duda cabe.

Sin embargo, más allá de acuerdos y desacuerdos, hay algo que me parece peligroso, corrosivamente peligroso –particularmente para ti mismo-; me refiero a la desesperanza.

Cayó tu dios como el Hijo del Sol naciente, destronado por la realidad. Aquel a quien tantas vidas se habían ofrecido resultó ser sólo un mortal más. En el caso del nipón, vino a ser sólo un hombre de carne y hueso; en el del marxismo, una ideología más, incrustada en las corrientes de la historia. Pero como sin Dios, no hay salvación, se te hizo evidente la mayor de las catástrofes: hagamos lo que hagamos, estamos fatalmente condenados.

En “Diccionario de adioses” llegas a afirmar que se nos exige “desesperar del hombre y de su mundo. Y hacer, de esa desesperación irrenunciable, imperativo ético”. ¿Te das cuenta de lo que dices? Desesperación es el nombre de la puerta que conduce al infierno: “Dejad atrás toda esperanza, vosotros que entráis”. Ciertamente “infierno” es en lo que se convierte un mundo en el que Dios ha sido desterrado: “etsi Deus non daretur”, (o bien ha sido reemplazado por ídolos que pueden llegar a usurpar el mismo nombre de Dios, que para el caso es lo mismo). Pero bien advirtió Dostoievski que si Dios no existe todo está permitido. No hay imperativo ético alguno. Si “el otro es el infierno”, ¿qué comportamiento ético le es debido al infierno? El averno es el reino de la abominación, la antítesis de lo Bueno, lo Bello, lo Verdadero, lo Unitario. Es el ámbito de la maldad, la aberración, la mentira, la discordia. ¿Cómo va a brotar de él un imperativo ético?

Si el mundo y el hombre estuvieran absolutamente corrompidos, todavía tendríamos la noción de bien, aunque fuera como lo ausente, lo que echamos a faltar. ¿De dónde brotaría esa idea apetecible?

Recuerda, Gabriel, que el dios que muere no es un dios, porque si algo caracteriza a Dios es precisamente su inmortalidad. Lo que se te murió no fue un dios, sino una farsa. Pero de ello no se concluye que todo es farsa. La farsa sólo es posible como suplantación de lo que es cierto. Es un quiste que vive parasitariamente a costa del verdadero órgano.

Quien desespera no busca, y quien no busca, no encuentra. Los demonios tienen fe, pero no esperanza. Y si algo sé, es que tú no eres un demonio. No tengas miedo. Dios es Logos, no Dionisos. No te va a pedir que cierres los ojos, sino que los abras de par en par, dispuesto a llenarte de realidad.

Te deseo un feliz y prometedor 2011.

Atentamente.
Rafael Hidalgo

6 comentarios:

  1. ¡Que pieza literaria la tuya Rafael! Un final extraordinario... sólo te ayudo diciendo que «detrás del miedo está la libertad»
    Un fuerte abrazo.
    Que el Señor de la vida te bendiga, y en vos, a tu familia.
    Claudio

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  2. Gran reflexión. No hace falta añadir nada más. Un abrazo ¡¡

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  3. ¡Qué bien si la leyese! Y atendiese.

    Saludos

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  4. Hace tiemp que el señor Albiac me pone nervioso, no me transmite paz alguna. La última vez que lo vi por televisión, dijo verdaderas tonterias dirijidas a un sacerdote. Aunque también me han gustado sus escritos, empiezo a pensar que anda por otras galaxias.
    Un gustazo verte de nuevo posteando. Abrazos

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  5. Cómo te aplaudo en este post, es soberbio.
    Albiac me encanta , aunque me gusta más Agapito maestre, pero no conocía sus libros, sólo le sigo en la tele.
    Genial tu discurso, los dioses mortales no son verdaderos.

    Feliz 2011 para ti y tu familia.
    Con cariño

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  6. Gracias, Claudio. No dejes de bendecirnos.

    Kara, otro abrazo para ti. (A mi sobrina pequeña, Carmen, le encanta el Piolín con el que te identificas. Siempre que lo ve en la pantalla lo señala muy contenta).

    mjbo, quién sabe, con Internet todo es posible. Como bien dices, lo deseable es que pensase en serio sobre ello.

    Ángelo, no he visto ese programa. En todo caso seguro que anda por otras galaxias, las Spinozianas y Maquiavelianas, pero razona, lo cual en los tiempos que corren no es poco.

    Muchas gracias, Militos. Apenas he leído algo de Agapito Maestre, así que no te puedo decir. Tomo nota. Feliz 2011 también para ti y los tuyos.

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